Se ha dicho hasta la saciedad que la actual tempestad económico-financiera de carácter global tiene mucho que ver con una crisis de confianza. No es menos cierto, que es resultado de una falta de transparencia. La confianza y la transparencia deberían ser declaradas bienes públicos y, en consecuencia, protegidas y tratadas como tales. Para implantarlas, mantenerlas, impulsarlas, preservarlas, se necesita la movilización social.
Hemos tratado este tema en el Claustre Obert del día 26 de marzo en La Nau, con la ayuda del presidente de Transparencia Internacional, y de la mano de la Asociación para la Transparencia, la Integridad y la Gobernanza. Esperamos seguir profundizando en ello porque, desde luego, creemos que hay que apostar a) por el acceso a la información; b) por la transparencia en la actuación de las administraciones públicas; y c) por el ejercicio del buen gobierno.